Los Denisovanos eran una raza distinta de humanos, es decir, no pertenecían al género Homo Sapiens, al igual que los Neandertales. Que se conozca hoy día, podríamos clasificar 4 razas distintas de humanos, Homo Sapien, Denisovanos, Neandertales y Homo Floriensis (el cual fue el último en extinguirse hasta que quedamos nosotros solos). Es por ello que en la actualidad no podemos hablar de razas por mucho que nos pueda diferenciar el color de piel o la forma de los ojos; somos la misma raza aunque distinta etnia. La clave para definir una raza es que puedan tener descendencia y esta debe ser fértil a su vez. El típico ejemplo es el del mulo, que es la mezcla entre un caballo y un burro. Generalmente el mulo es infértil puesto que ha sido engendrado por dos razas distintas.

Los misterios de StonehengeLos misterios de Stonehenge
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Diferentes tipos de seres humanos

Después de este tostón, podemos situarnos en un momento en el que distintos tipos de seres humanos convivían. Los Neandertales en Europa (grandes, de piel clara e incluso castaños y rubios) los cuales ya mostraban signos de inteligencia. El hombre de las flores, de estatura enana, un metro y unos 25 kilos de peso, habitaba en las islas de indonesia. El Homo Sapiens que surgía de África ya empezaba a colonizar Asia y parte de Europa. Y, por último, los Denisovanos que habitaban las regiones más inhóspitas del planeta, las cordilleras del Himalaya.

Los Denisovanos

Vivió desde 1 millón de años antes de nuestra era y se cree que se extinguió sobre el 40.000 a.C. Ocupó toda la zona de Siberia y también desarrolló herramientas y diferentes útiles, mostrandos signos de inteligencia primitiva.

Recientemente, se han estado haciendo excavaciones en distintas cuevas del Himalaya, donde se han encontrado restos de seres humanos (Homo Sapiens, es decir, nosotros) no muy antiguos. Datan del IV al VI siglo d.C. Se buscaba conocer si los seres humanos que allí habitaban provenían de la India (puesto que se advirtieron signos y rituales budistas mucho antes de lo esperado) o por el contrario provenían de China y Japón. Para ello encontraron multitud de huesos puestos que los budistas tenían la costumbre de no enterrar a sus muertos y dejar que fueran devorados por los buitres. Tenían miedo que se convirtieran en «vampiros», puesto que esta es la palabra budista con la que se representaba a los que volvían a habitar sus cuerpos. Cabe decir, que estos rituales provienen de la fusión de la religión budista con las religiones tibetanas o de las regiones anexas.

Primera sorpresa con los Denisovanos

Al poseer tantos huesos, se pudo escoger. Entonces se utilizaron los dientes, estos contienen la mejor calidad del ADN cuando se extrae la capa de esmalte externa y se accede al interior. Los científicos mandaron las pruebas a los laboratorios de París en Francia y «Voilá» ahí vino la sorpresa.

Los seres humanos que habitaban esas cuevas tenían una mutación en su ADN para poder soportar la falta de oxigeno en esas elevadas alturas. Pero aquella mutación era muy conocida por los científicos puesto que la habían visto en otro sitio, en otro tipo de ser humano, en los Denisovanos. Por lo tanto pudieron esclarecer una de las incógnitas que siempre ha fascinado a los antropólogos. Las diferentes razas de humanos que cohabitaron sí se mezclaron entre sí. Aquellos seres humanos que vivieron en la cordillera del Himalaya tenían genes Denisovanos.

Segunda sorpresa con los Denisovanos

Pero ahí no queda la cosa, los científicos, una vez que habían determinado exactamente qué gen era, buscaron entre la población actual de los pueblos del Himalaya. Esta población prácticamente no ha cambiado, ha seguido mezclándose entre sí y su ADN apenas ha variado. Entonces se llevaron la segunda sorpresa. Ellos, en la actualidad, también tienen genes que provienen de los Denisovanos, al igual que los que habitaron hace 2000 años. Unos genes que el resto de los seres humanos no tenemos.

 

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