En 1838 un barco llamado “Beatrice” naufragaba cerca de las costas de Cartagena, Murcia (España). La historia, a priori, no guarda ningún misterio, si no fuera porque dicho barco transportaba muchos tesoros egipcios y, entre ellos, el más importante. El sarcófago del faraón Micerinos, el constructor de la tercera pirámide de Guiza.

La Gran Esfinge
La Gran Esfinge

El barco había partido de Alejandría (Egipto) con tesoros que había conseguido el polémico Coronel Howard Vyse, el cual no había declarado a las autoridades Egipcias, a las que les había ocultado dicha carga. Posteriormente hizo escala en Malta donde se habían provisto de todo tipo de provisiones para el largo viaje hasta Gran Bretaña. Un viaje que parecía apacible se tornó peligroso debido a un cambio de tiempo inesperado.

Súbitamente, este gigantesco barco no pudo soportar al mar embravecido y acabó para siempre en el fondo de las aguas del Mediterráneo, a pocos kilómetros de la ciudad de Cartagena, Murcia.

¿Qué contenía el Beatrice?

El tesoro principal era un sarcófago de basalto que, gracias a los dibujos realizados por Perring y publicados entre 1840 y 1842 en la obra de Vyse “Operations carried on at the Pyramids of Gizeh,” podemos hacernos una idea muy aproximada de su aspecto, muy similar, por otro lado, al sarcófago de Khufuenekhi que se conserva en el Museo de El Cairo. El sarcófago fue descubierto sin la tapa que lo cubría, aunque otro hallazgo casual ayudó a los dos arqueólogos a poder reconstruir su forma original. En la cámara que se extiende sobre la del sarcófago, en un nivel superior de la pirámide de Micerinos, se toparon con algunas piezas de la tapa que alguien, en misteriosas circunstancias, se había molestado en llevar hasta allí.

RECONSTRUCCIÓN DEL DESCUBRIMIENTO DEL SARCÓFAGO

El naufragio del Beatrice

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