La Dra. Ghoneim, al hablar con la publicación IFLScience, subrayó la importancia de este descubrimiento para comprender la creación y ubicación de las pirámides:
«Si hay pirámides en toda esta área específica, debe haber habido en el pasado cuerpos de agua que facilitaran el transporte de rocas y un gran número de trabajadores a estos lugares».
Este hallazgo no solo aclara el enigma del transporte de materiales para la construcción de las pirámides, sino que también proporciona una nueva perspectiva sobre la organización y logística de la antigua civilización egipcia.
La imagen de radar de la izquierda muestra las calzadas y los puertos de las pirámides alineados perfectamente con el canal descubierto. La foto de la derecha muestra una calzada en Guiza que conducía al paseo junto al río. (Eman Ghoneim)
Esta técnica será esencial a partir de ahora
La Rama Ahramat, actualmente oculta bajo la arena del desierto y los campos cultivados del valle, no es visible desde el suelo ni desde una aeronave, pero sí se revela en las imágenes de radar por satélite. Las ondas de radar utilizadas en estos sistemas tienen la capacidad de penetrar la superficie terrestre y revelar el terreno subsuperficial. Esta técnica, crucial para este descubrimiento y otros recientes en arqueología, se ha convertido en una herramienta fundamental para localizar estructuras ocultas bajo la arena, el agua y las junglas en todo el mundo.
El hallazgo de la Rama Ahramat del Nilo y otras ramas olvidadas, como la Rama Khufu, no solo ofrece respuestas fundamentales sobre la edificación de las pirámides, revelando un contexto geográfico esencial para comprender la historia y la ingeniería del antiguo Egipto, sino que también posee una significativa relevancia científica más amplia, abarcando incluso la cuestión del cambio climático.
El cambio climático en Egipto
La reciente evidencia se suma a la información previamente conocida sobre el Período Húmedo Africano, que se inició hace 14.800 años y concluyó hace unos 5.500 años. Durante este lapso, se ha identificado un aumento en los niveles de agua del Nilo. Este fenómeno climático propició que la Rama Khufu permaneciera navegable hasta la construcción de la Gran Pirámide de Giza, erigida en honor al faraón Khufu, aproximadamente hace 4.500 años. La Gran Pirámide de Giza, originalmente con una altura de 146.6 metros, estaba compuesta por 2,3 millones de bloques de piedra, totalizando seis millones de toneladas.
Aunque existen diversas teorías sobre la disposición de estos bloques, el papel fundamental del Nilo en el transporte de estos materiales es ahora incuestionable. Sin el beneficio de este período húmedo, la ubicación de la Gran Pirámide sería probablemente diferente. Además, gracias a los radares espaciales, ahora sabemos que la Rama Khufu podría haberse extendido hasta la Gran Esfinge, la cual ha sido objeto de controversia en relación con su posible origen natural, complementado con grandes bloques de piedra artificiales.
Modelo creado por IA
Tendremos más hallazgos en el futuro sobre los canales subterráneos
La identificación de estas antiguas ramificaciones del Nilo tendrá un impacto significativo en la arqueología venidera. Siguiendo su curso, estas vías acuáticas pueden ser una guía invaluable para los arqueólogos en la búsqueda de ciudades y templos perdidos del Antiguo Egipto, sepultados bajo sedimentos y desvanecidos con el transcurso de los milenios.
Es sabido que la historia de muchas comunidades permanece enterrada bajo la superficie terrestre, y se especula incluso acerca de la existencia de civilizaciones que podrían haber precedido a la humana, cuyos vestigios se habrían desvanecido por completo debido a la actividad geológica durante cientos de millones de años.
No obstante, para civilizaciones mucho más recientes, la importancia continua de la tecnología de sensores espaciales seguirá teniendo un impacto creciente en la arqueología. Este enfoque tiene el potencial de transformar nuestra comprensión de las antiguas civilizaciones, así como de aquellas aún desconocidas que yacen literalmente bajo nuestros pies, proporcionando nuevas perspectivas sobre el pasado enterrado de la humanidad.