El plan de la Nasa para interceptar a 3I/ATLAS

Una misión revolucionaria está en marcha. La sonda Juno, actualmente orbitando Júpiter, se encuentra en la posición perfecta para intentar alcanzar al misterioso 3I/ATLAS y responder a una de las preguntas más fascinantes del siglo: ¿es este un artefacto tecnológico enviado por alguna civilización inteligente?
- Un objeto interestelar en la mira
- Sonda Juno: oportunidad estratégica
- Instrumentación científica: una ventana al origen del objeto
- El diseño de la misión: OITS y maniobras orbitales
- Beneficios científicos y consecuencias
- Cuestiones planteadas: origen posible del objeto
- Retos y limitaciones
- Opiniones de expertos y respaldo político
- Comparativa con misiones interestelares anteriores
- Futuro y legado potencial
- Conclusión: ciencia, audacia y posibilidad de descubrimiento
Un objeto interestelar en la mira
Detectado el 1 de julio de 2025, 3I/ATLAS (C/2025 N1) es ya el tercer cuerpo interestelar confirmado que atraviesa nuestro sistema solar, después de ʻOumuamua (2017) y Borisov (2019). Viaja a casi 58 km/s relativo al Sol, cruzando el sistema con una trayectoria hiperbólica y una velocidad mucho mayor que sus predecesores. Con un núcleo estimado de entre 5 y 10 km de diámetro, rodeado por una coma rojiza y tenue, representa una oportunidad científica sin precedentes.
Una amenaza en camino con fecha de llegada 3I/ATLASPara marzo de 2026 se prevé que pasará a ≈ 54 millones de km (0,358 AU) de Júpiter durante su máxima aproximación, posicionándose en una zona perfecta para potencialmente interceptarlo. Es allí donde entra en juego Juno.
Sonda Juno: oportunidad estratégica
Lanzada en 2011 y en órbita polar alrededor de Júpiter desde 2016, Juno fue diseñada para estudiar campos magnéticos, gravedad y atmósfera del gigante gaseoso. Actualmente, su misión debía finalizar en septiembre de 2025, con una maniobra planeada para desorbitación. Pero un nuevo objetivo científico podría extender su vida útil.
Investigadores han demostrado que aplicar un empuje (∆V) de unos 2,675 km/s, alrededor del 9‑14 de septiembre de 2025, permitiría a Juno abandonar su órbita y realizar una maniobra Oberth con Júpiter, impulsándose para interceptar la trayectoria de 3I/ATLAS el 14 de marzo de 2026, cuando el objeto esté cerca del planeta gigante. El combustible restante y el tipo de propulsor todavía podrían permitir esta maniobra y extender la misión más allá de su cierre original.
Instrumentación científica: una ventana al origen del objeto
Juno está equipada con sensores avanzados ideales para estudiar 3I/ATLAS desde cerca:
Espectrómetro de infrarrojo cercano (detecta composición volátil),
Magnetómetro (para posibles campos magnéticos),
Radiómetro de microondas,
Instrumento de ciencia gravitatoria,
Detección de partículas energéticas,
Sensores de ondas de plasma y radio,
Espectrógrafo ultravioleta,
Cámara/telescopio óptico de luz visible.
Con un sobrevuelo a decenas de millones de kilómetros se podrían recabar señales mucho más detalladas sobre su naturaleza que con telescopios terrestres: presencia de gases, polvo, campos eléctricos o magnéticos, o incluso posibles emisiones tecnológicas.
El diseño de la misión: OITS y maniobras orbitales
El estudio técnico se basa en el software OITS (Optimum Interplanetary Trajectory Software), desarrollado por Adam Hibberd. OITS resuelve el problema orbital de Lambert para optimizar el consumo de combustible, considerando ventanas de lanzamiento, trayectorias alternativas (más largas vs. más cortas) y factibles para Juno. El análisis mostró que una sola secuencia con ∆V total ~2,675 km/s es suficiente para cumplir el objetivo.
Este impulso se divide en dos fases: una reducción del periJove y luego una maniobra Oberth justo en el punto más cercano de Juno a Júpiter, maximizando el efecto del empuje sin requerir grandes cantidades de combustible adicional.
Beneficios científicos y consecuencias
Un hipotético sobrevuelo de Juno cerca de 3I/ATLAS permitiría varios avances:
Confirmar si el objeto posee comportamiento natural o artificial,
Medir composición molecular (agua, CO, carbono, etc.),
Detectar cualquier magnetización o actividad energética anómala,
Determinar su masa, densidad y estructura interna,
Observar la posible forma o forma deliberada de su trayectoria.
Este tipo de datos serían imposibles de obtener desde la Tierra y podrían cambiar nuestra comprensión del cosmos.
Cuestiones planteadas: origen posible del objeto
Desde hace meses, distintas teorías han surgido sobre el origen de 3I/ATLAS:
La versión naturalista mayoritaria lo considera un cometa interestelar extremadamente antiguo, posiblemente mayor de 7 mil millones de años, con escasa actividad pero rico en hielo, polvo y compuestos orgánicos.
Alternativamente, investigadores como Avi Loeb plantean que algunas particularidades orbitales (paso cercano a Venus, Marte y Júpiter; paso por detrás del Sol en perihelio; inclinación muy baja) podrían encajar con una sonda artificial enviada con propósito de observación, en línea con la hipótesis de la "selva oscura".
En ese contexto, el posible sobrevuelo con Juno es mucho más que una misión científica: sería una prueba directa del origen tecnológico de este visitante.
Retos y limitaciones
Existen obstáculos notables:
Juno está envejecida, y aunque no ha usado su motor principal desde 2017, el empuje requerido está en el límite del combustible restante. Si falla la estimación, podría no ser factible.
La trayectoria orbital de Juno tiene ciertas restricciones geométricas (longitud del nodo ascendente), lo que complica un alineamiento exacto con 3I/ATLAS; aún así, la reducción del periJove y la maniobra Oberth podrían compensar en parte.
Su velocidad hiperbólica y trayectoria hacen imposible una "cita", es decir, igualar velocidades para acoplarse. Solo se propone un sobrevuelo cercano.
Cualquier actividad cometaria inesperada durante el perihelio podría alterar la trayectoria esperada y requerir recalibración de curso.
Opiniones de expertos y respaldo político
El trabajo técnico ha recibido interés, incluso político. Una congresista de EE. UU. solicitó oficialmente a la administración de NASA evaluar la viabilidad de este plan y evitar que Juno sea desechada sin explorar esta posibilidad científica única.
Destacados investigadores del equipo que propone la misión consideran que, incluso en caso de no interceptar exactamente el objeto, una quemadura controlada podría posicionar a Juno en una trayectoria que aumente significativamente su proximidad máxima a 3I/ATLAS, permitiendo observaciones mejoradas.
Comparativa con misiones interestelares anteriores
En comparación con sondas como Voyager, New Horizons o propuestas como la misión Interestellar to Proxima: Juno ofrece una ventaja única: ya está en el objetivo correcto, alrededor de Júpiter, lo que reduce muchísimo los requisitos de lanzamiento o tiempo de espera para una interceptación. Además, sus instrumentos están especialmente diseñados para condiciones espaciales extremas.
Futuro y legado potencial
Si se ejecuta con éxito, esta misión revitalizaría el aporte de Juno a la ciencia —más allá del estudio de Júpiter— y demostraría que misiones existentes pueden adaptarse para cumplir objetivos inesperados y transformadores. Sería la primera vez que una nave diseñada para un planeta realiza un sobrevuelo a un objeto interestelar, marcando un hito en la exploración interplanetaria.
De no llevarse a cabo, aún queda un legado: la idea de diseñar protocolos y software como OITS que permitan aprovechar oportunidades únicas en misiones ya en curso. En la próxima década, se espera que el Observatorio Vera C. Rubin detecte decenas de objetos similares. Tener la capacidad técnica de responder con sondas que estén “donde deben estar” podría abrir una nueva era científica.
Conclusión: ciencia, audacia y posibilidad de descubrimiento
La propuesta de usar Juno para interceptar a 3I/ATLAS representa la convergencia perfecta entre audacia tecnológica y oportunidad científica. Ya sea que confirmemos que estamos ante un cometa natural o algo completamente inesperado, los resultados cambiarán nuestra percepción del universo.
Este plan demuestra que incluso misiones maduras pueden transformarse en agentes de descubrimientos históricos. Y mientras la NASA evalúa esta posibilidad, el mundo observa expectante: puede que la nave que orbita Júpiter tenga la llave para desbloquear un misterio interstelar, o incluso indicios de vida inteligente más allá de la Tierra.
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Me apenas que si es un objeto artificial nunca los sabremos porque se oculta al publico