Una amenaza en camino con fecha de llegada 3I/ATLAS

El descubrimiento de un objeto interestelar bautizado como 3I/ATLAS ha generado una intensa controversia entre científicos, medios y entusiastas del espacio. Su trayectoria poco común, su alta velocidad y el misterio que envuelve su origen han llevado al reconocido astrofísico de Harvard, Avi Loeb, a plantear una hipótesis inquietante: ¿y si no se trata de un cometa ordinario, sino de una nave extraterrestre con intenciones desconocidas?
El objeto fue detectado el 1 de julio de 2025 por el sistema de rastreo ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System) y ha sido clasificado como el tercer cuerpo interestelar jamás observado cruzando nuestro sistema solar, después de ‘Oumuamua en 2017 y el cometa Borisov en 2019. Pero, a diferencia de estos, 3I/ATLAS ha llamado la atención no solo por su procedencia, sino por la posibilidad de que no sea natural.
¿Es 3I/ATLAS una nave interestelar con motor de antimateria?¿Cuándo llegará? La fecha señalada por los expertos
Una trayectoria cuidadosamente alineada
Según Avi Loeb, el objeto pasará detrás del Sol desde nuestra perspectiva entre el 21 de noviembre y el 5 de diciembre de 2025, un momento que considera estratégicamente ideal para el despliegue de sondas o una posible maniobra hostil. Más allá de estas interpretaciones, lo que está claro es que el perihelio (punto más cercano al Sol) ocurrirá el 29 de octubre, y la máxima aproximación a la Tierra tendrá lugar el 19 de diciembre, a una distancia de aproximadamente 1,8 unidades astronómicas (unos 270 millones de kilómetros).
Velocidad inusual
3I/ATLAS se desplaza a una velocidad de aproximadamente 60 millas por segundo (más de 96.000 km/h), una cifra considerablemente superior a cualquier cohete terrestre. Esta velocidad es, para Loeb, una pista más de su posible origen artificial.
¿Tecnología avanzada en camino?
Loeb no descarta que 3I/ATLAS pueda ser una nave nodriza no tripulada, capaz de soltar sondas más pequeñas para explorar planetas como el nuestro. Propone incluso una escala de riesgo que va del 0 (objeto natural) al 10 (objeto de origen tecnológico hostil). En su opinión, este visitante podría tener una puntuación considerablemente alta debido a:
Su órbita retrógrada, contraria a la mayoría de objetos del sistema solar.
Su alineación con el plano orbital de la Tierra.
Su velocidad y trayectoria calculada.
La escasa probabilidad estadística (0,2 %) de que un objeto natural tenga estas características combinadas.
El paralelismo con los bombarderos furtivos
Loeb compara la situación con el uso de bombarderos furtivos B‑2, diseñados para cruzar espacios aéreos sin ser detectados. “Una civilización avanzada que enviase sondas para explorar mundos habitados tendría interés en no ser detectada”, afirma. “Podría venir a salvarnos o a destruirnos. Más vale estar preparados para ambas posibilidades”.
La reacción de la comunidad científica
Críticas tajantes
Muchos científicos han calificado las teorías de Loeb como sensacionalistas o directamente infundadas. Chris Lintott, astrofísico de la Universidad de Oxford, fue contundente:
“Estas afirmaciones son absolutamente absurdas y una falta de respeto hacia el trabajo riguroso que se está haciendo para estudiar este objeto”.
Otros expertos, como Samantha Lawler, aseguran que las características observadas hasta el momento son consistentes con un cometa expulsado de otro sistema estelar, sin necesidad de apelar a orígenes artificiales.
Evidencia reciente: ¿un cometa ordinario?
Los datos recopilados por telescopios como Swift y por observatorios terrestres apuntan a una actividad cometaria tradicional:
Se han detectado emisiones de agua y vapor, con una tasa de unos 40 kg por segundo.
El objeto tiene un período de rotación de 16,16 horas y muestra emisión de polvo.
Sus colores y composición son similares a los de otros cometas del sistema solar.
Su tamaño estimado está entre 0,32 y 5,6 km de diámetro.
¿Y si fuera una amenaza real?
La advertencia de Loeb a gobiernos y mercados
El profesor de Harvard ha lanzado un aviso: si se confirmara que se trata de una nave artificial y no se informa adecuadamente a la población, podría desencadenarse una crisis de confianza global. Sugiere que se formen equipos multidisciplinares con científicos, estrategas militares, psicólogos y líderes políticos para diseñar una respuesta coordinada, evitar el caos y mantener el control de la narrativa.
¿Podemos interceptarlo?
La propuesta con la sonda Juno
Loeb y su equipo propusieron utilizar la sonda Juno, actualmente orbitando Júpiter, para realizar una maniobra de asistencia gravitacional y redirigirla hacia 3I/ATLAS. La operación debería realizarse en septiembre de 2025 y permitiría alcanzar el objeto en marzo de 2026. Sin embargo, esta maniobra:
Requiere una velocidad adicional de 2,675 km/s.
Depende del combustible restante y del estado de propulsión de Juno.
Está siendo considerada por algunos sectores de la NASA, pero sin confirmación oficial.
La congresista estadounidense Anna Paulina Luna ha pedido públicamente que se estudie seriamente esta opción, aunque hasta ahora no ha habido respuestas concretas desde el gobierno o la agencia espacial.
¿Una historia que se repite?
El precedente de ‘Oumuamua
En 2017, el mismo Avi Loeb ya había generado titulares al proponer que el objeto interestelar ‘Oumuamua podía ser una vela solar de origen artificial. En aquel momento también recibió fuertes críticas, pero su persistencia lo ha convertido en una de las figuras más mediáticas de la astrobiología contemporánea. Para muchos, su afán por encontrar vida inteligente raya en la especulación; para otros, es una voz valiente que se atreve a hacer las preguntas que todos esquivan.
¿Y si tuviera razón?
Mientras la mayoría de los astrónomos ve en 3I/ATLAS un cometa sin mayor misterio, la posibilidad —aunque remota— de que estemos ante una tecnología no humana no deja de flotar en el aire. La historia ha demostrado que a veces los avances más grandes comenzaron con ideas ridiculizadas. Puede que este no sea el caso, pero si algo hemos aprendido del cosmos, es que sorprende cuando menos se espera.

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